Progreso Kultur Gunea albergó el pasado 7 de febrero una interesante conferencia sobre Bielorrusia a cargo de Andoni Baserrigorri. Desde su experiencia como brigadista, destacó la conciencia antiimperialista y antifascista colectiva que sintió al entrar en contacto con la realidad del país. También puso en solfa el internacionalismo selectivo de ciertas organizaciones y personajes de “izquierdas”: “Es tan importante, o más, ser solidarios con Bielorrusia como lo somos con Cuba o Venezuela. ¿Acaso allí no hay un pueblo digno que merece nuestra solidaridad?”, reclamó.
Una veintena de personas se acercaron a la sede de Progreso Herri Denda para escuchar a Baserrigorri. En su introducción destacó varias cuestiones que le llamaron la atención, como que allí las mujeres se jubilan a los 55 años y, los hombres, a los 60. Según explicó, hay allí todo un sistema público educativo, sanitario y de guarderías orientado al bienestar colectivo. “Ellos se cuidan mucho en declarar su República como social, pero lo que yo he podido comprobar es que aquello es socialismo”, explicó. En este sentido, destacó el nivel educativo del pueblo bielorruso: “al nivel del que existía en la URSS”.
Revolución de colores
La conferencia de Baserrigorri se planificó teniendo en cuenta que las elecciones habían sido unas semanas antes. El presidente Alexandr Lukashenko volvió a vencer con 87,48% del voto popular y una participación que superó el 85% de los electores. Incluso antes de las mismas la UE ya adelantó que no reconocería los resultados y lanzó a todos sus medios de comunicación a hablar de ‘La última dictadura de Europa’. “Lo primero que tenemos que hacer es cambiar el chip. Analizamos Bielorrusia desde una perspectiva burguesa occidental, pero a mí no me sorprende porque Lukashenko sacó el país del agujero en el que lo metieron los capitalistas y enterradores de la URSS, les ha devuelto el bienestar parando las privatizaciones, y eso la gente no lo olvida. Hay una conciencia antiimperialista y antifascista colectiva”, apuntó.
Todos los presentes recordaban cómo en las anteriores elecciones el imperialismo intentó crear una revolución de colores. Según explicó Baserrigorri, aquellas algaradas estuvieron protagonizadas principalmente por elementos empapados de valores occidentales, cuya principal actividad es beber y drogarse, sin intervenir en política ni hacer nada provechoso por el pueblo. “El Gobierno y el propio pueblo bielorruso los tienen bien firmes, no les van a permitir que utilicen la violencia contra la población porque tienen aún muy presente lo que sufrieron durante la ocupación nazi”.
Un pueblo armado
En ese sentido, Baserrigorri criticó la tradicional permisividad de las izquierdas con el alcohol y las drogas. También quiso poner sobre la mesa la cuestión del aspecto militar a la hora de defender proyectos como el de la República de Bielorrusia o la RPD de Corea. “Allí saben que un pueblo armado es respetado. No van a permitir que entren en su país ni un solo metro sin luchar, igual que hicieron los partisanos durante la invasión nazi-fascista”.
Así, se mostró bastante crítico con la postura pacifista y antimilitarista de la izquierda occidental desde los años ochenta. “Nos la colaron con el tema de la insumisión. Ahora tenemos unos ejércitos profesionales sin vinculación con el pueblo, dispuestos a defender el sistema por encima de todo”, lamentó.
Bielorrusia y Rusia
Una de las cuestiones finales tratadas en el coloquio fue la unificación de Bielorrusia y Rusia. Así, a nadie se le escapa que es una ambición compartida por ambos pueblos, que son uno solo. “Sin embargo, los bielorrusos no quieren perder el sistema social que tienen y son conscientes que en Rusia aún falta mucho para poder equiparar ambos sistemas”. Por lo que explicó Baserrigorri, Bielorrusia comparte la postura rusa respecto a la cuestión ucraniana, la OTAN y la defensa de un mundo multipolar. Sin embargo, no comparten muchos de los pasos dados por su vecino en el ámbito económico y social desde la caída de la URSS. “No olvidemos que Lukashenko fue el único miembro del Soviet que votó en contra de la disolución de a Unión Soviética”, agregó.
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